72° aniversario del EMCFFAA

  • Conmemoramos hoy un nuevo aniversario del EMCFFAA. El 09 set 1948 el Congreso de la Nación sancionaba la ley 13.234 de creación del Estado Mayor de coordinación, que constituye el germen del actual EMCO, cuyo nombre lo adquirió en 1967.
  • Fue concebido, creado y desarrollado para la acción militar conjunta, como respuesta a lo que la evolución de la guerra e intensidad de la época demandaban a la defensa moderna de entonces, hace ya 72 años.
  • Es inevitable luego de siete décadas interrogarnos acerca de lo que hicimos, lo que hacemos hoy y también cómo preparamos el futuro a partir de lo que podamos advertir sobre los desafíos venideros.
  • El tiempo pasó y en la guerra de Malvinas quedó al descubierto la imperiosa necesidad de coordinar y armonizar en una acción conjunta a las FFAA, de avanzar en el planeamiento estratégico, la educación, la doctrina y el adiestramiento conjunto.
  • Sin embargo, lo más importante es lo que tenemos por delante. Forjar los cimientos del sistema de defensa para los próximos treinta años. Hacia allí están volcados nuestros esfuerzos y desvelos.
  • Estamos sometidos como nunca antes en la historia de las civilizaciones a cambios permanentes, vertiginosos y profundos, que nos obligan a un proceso continuo de actualización, aprendizaje y adaptación a nuevas situaciones y desafíos, muchos de ellos inéditos.
  • El contexto internacional nos muestra que las amenazas a la paz no sólo incluyen la guerra y otros grados del conflicto, sino también pobreza, pandemias mortales, como la que estamos transitando, y degradación del medio ambiente, que pueden, igualmente, tener consecuencias catastróficas.
  • Esas amenazas pueden causar la muerte o limitar las posibilidades de supervivencia a gran escala. Algunos de esos riesgos y amenazas no son de naturaleza estrictamente militar, por lo que difícilmente podrán contrarrestarse mediante el empleo exclusivo de la fuerza militar, pero tampoco sin su presencia en el marco de la cooperación con otras agencias del Estado.
  • Entendemos la vigencia del accionar militar conjunto y su actualización a partir de concebir operaciones multidominio, multiagenciales y transdisciplinarias. Esto nos obliga a pensar con mente abierta, cambiaron los criterios de análisis y evaluación tradicional de los conflictos.
  • En la era del conocimiento, tenemos la obligación de aprender el significado de los avances científicos y de su influencia en todos los ámbitos, incluyendo la revolución que se produjo en el arte militar.
  • Lejos de amedrentarnos el desafío es incluir la robótica, la nanotecnología, el ciberespacio, la guerra de la información, la física cuántica, la cibernética y la neurociencia como espacios que necesitamos incorporar para lograr su máximo aprovechamiento en nuestro aporte a la defensa.
  • Debemos avanzar en transformar a las instituciones armadas en una organización de aprendizaje, con una orientación fundamental hacia la investigación y la innovación. Se trata de alcanzar un profundo cambio cultural para desarrollar el paradigma moderno del conocimiento, que se basa en la apertura, en la disposición para experimentar y en la generación de conocimiento propio y pertinente.
  • El futuro del instrumento militar depende de las acciones que tomemos hoy. Somos responsables, desde nuestro rol, de la calidad de las FFAA que dejaremos a la sociedad.
  • Se está analizando y desarrollando en el nivel de la conducción política de la defensa, una directiva de planeamiento de defensa nacional. Es interesante, porque el mundo no será el mismo cuando finalice la crisis sanitaria que nos asola. Ese análisis nos permitirá generar nuestra propia reflexión acerca de nuestra realidad y repensar el diseño, el despliegue, funcionamiento, equipamiento y capacidades de las fuerzas armadas. Orientados por el ministerio de defensa, el estado mayor conjunto, como responsable de entender en la estrategia militar, conducirá el proceso de transformación que salga de los estudios correspondientes.
  • Cuando hablamos de capacidades militares no podemos evitar pensar en sistemas de armas y consecuentemente en la escasez y el atraso tecnológico que sufrimos, en la situación de grandes necesidades en lo que hace a la defensa nacional producto de años de pasividad.
  • Pienso en todo lo que hacemos con tan poco e imagino todo lo que podríamos hacer con más y mejores medios. Lo relevante que resulta poder otorgar el bien público “defensa” a todos nues-tros compatriotas en forma adecuada y permanente.
  • El FONDEF permitirá ver el futuro con mayor optimismo. El hecho de que la actual conducción de la defensa se hiciera cargo con una herramienta de este tipo muestra consciencia de necesidad de inversión en el instrumento militar. Resulta razonable pensar en alcanzar un 1% del PBI en el término de 4 años.
  • Valorar la función defensa en una sociedad constituye un gran activo, pues su descuido normalmente involucra asumir costos elevados. Recuperar capacidades estratégicas no se logra a corto plazo.
  • Asimismo, nuestras fuerzas armadas deben tener una acción participativa en el desarrollo del país. Dotar a la industria de la defensa de una orientación estratégica con origen en la acción militar conjunta, integrarla con el sistema académico universitario nacional, articularla con el conglomerado industrial y proyectarla regionalmente constituyen pilares fundamentales de un proceso que tenga por finalidad asegurar la defensa de la soberanía nacional y sus recursos estratégicos.
  • Reactivar aquellas capacidades que nos hicieron grandes de la mano de precursores como savio y mosconi y generar nuevas capacidades productivas son pasos indispensables para dinamizar y fortalecer el entramado industrial de la nación.
  • Este aniversario nos sorprende en una situación inédita, enfrentando a un enemigo invisible y tratando de navegar en esas aguas turbulentas lo más eficazmente posible.
  • Y adaptación. Ello, sumado al despliegue territorial de nuestras unidades militares y a la enorme capacidad organizacional y de gestión de crisis de nuestro comando operacional hace que hoy, a más de 170 días de operación sostenida atendamos requerimientos en todas las provincias en el marco de una operación de protección civil sin precedentes.
  • En efecto la operación “General Manuel Belgrano” lleva ejecutadas más de 15000 tareas, 10.300.000 raciones repartidas, entre comida caliente y bolsones de comida, más de 190 operaciones aéreas, 2254 conciudadanos repatriados, toneladas de carga transportadas, 16.800 vehículos empleados, 98.000 hombres y mujeres empeñados, además de infinidad de otras acciones. En todos los casos, el alivio y reconocimiento de nuestros conciudadanos han sido y serán nuestra mejor recompensa.
  • Simultáneamente estamos adquiriendo la invalorable experiencia de un verdadero trabajo interagencial con otros organismos del Estado, ONG(s), Iglesia y organizaciones sociales, en un esfuerzo sostenido que sabemos que va a continuar.
  • Pero, al mismo tiempo, no descuidamos nuestras tareas derivadas de la misión principal: continuamos patrullando nuestro litoral marítimo, vigilando y controlando el aeroespacio, operando nuestras bases antárticas, contribuyendo a la paz internacional en cuatro misiones de paz y cooperando con las fuerzas de seguridad en el marco de la operación “integración norte”.
  • El accionar conjunto y su correspondiente planeamiento estratégico es la respuesta profesional a los desafíos de la defensa en el mundo actual.
  • La visión conjunta consolida y fortalece la acción de las FFAA y no se agota en la existencia de coordinaciones de elementos específicos.
  • Hablar de acción conjunta es más que la suma de las partes, es planificación, es coordinación estratégica, es trabajo en equipo, e impone la transformación de una cultura según la cual operar de manera conjunta supone el deterioro del poder relativo de cada fuerza. Muy por el contrario, potenciar lo conjunto fortalece lo específico.
  • “las instituciones militares de un país no se improvisan, son la obra del tiempo” dijo el General Pablo Riccheri.
  • Para ello, apelamos a lo más profundo de nuestras raíces para ser dignos herederos de nuestra tradición militar forjada en el patriotismo de nuestros mayores que tomaron las armas para romper el vínculo colonial, fundaron repúblicas y pusieron fin a la esclavitud en este continente. Esa es la herencia sanmartiniana que nos identifica.
  • La tradición militar forjada en arquetipos como San Martín, Brown y Matienzo, no nos ancla al pasado sino que nos impone proyectarnos al mañana.
  • No es el trabajo de iluminados sino el de la humildad y la vocación de servicio desde donde aspiramos a ser merecedores del uniforme con que la sociedad nos distingue.
  • El desafío es servir a nuestra nación y su pueblo, que espera que sus soldados sean valientes y abnegados, tanto como humildes y solidarios. Somos soldados de la república, integrantes de unas fuerzas armadas subordinadas al orden constitucional. Somos soldados de una democracia y un estilo de vida fundado en la igualdad de oportunidades, donde no existen preferencias por el género, etnia, religión ni clase social y donde respetamos los derechos y la vida de nuestros compatriotas.
  • Por todo ello, convoco, en este nuevo aniversario del EMCO, a mis camaradas de la FAA, ARA y EA a trabajar obsesivamente en equipo, con sentido de grandeza, de cara al mañana, por el instrumento militar futuro de nuestra bendita república argentina.
  • Forjados en los valores y virtudes heredados del “Gran Capitán de los Andes”, que sintetizan y realzan la ética, la disciplina, la lealtad, la honestidad y el esfuerzo, continuemos sirviendo a la nación con honor, dignidad y alegría.


  • Grl Br Juan Martín PALEO
    Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas